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La Magia de THOT

Espejos Magicos..

                             

Símbolo de conocimiento, de la verdad, de la claridad, así como emblema de la inteligencia divina, el espejo ha fascinado siempre al Hombre por la belleza que reproduce a su alrededor: la idea de la creación misma. El hombre primitivo invistió a las superficies reflectan tes como los lagos o estanques de aguas cristalinas - los primeros espejos conocidos- con un simbolismo extremadamente rico que todavía estimula la imaginación. Tal simbolismo aparece reflejado en numerosos mitos y leyendas que ofrecen testimonio de la poderosa influencia que sobre el pensamiento humano han ejercido siempre estos objetos capaces de reproducir imágenes. Historias de tocador Desde antiguo los espejos estuvieron vinculados al mundo femenino -a la esfera lunar- y al de los templos. Particularmente en Egipto, el espejo portátil y con mango decorativo el mayor símbolo de la feminidad y en la Biblia se citan los espejos de las mujeres que velaban a la entrada del tabernáculo, que eran de bronce pulido. Aunque los incas fueron probablemente el primer pueblo en utilizar discos pulidos de obsidiana -mineral laminado de procedencia volcánica- para la fabricación de espejos, los antiguos romanos creían que los espejos habían nacido en Persia, donde los magos los utilizaban para la adivinación. En cualquier caso, tanto romanos como griegos, etruscos, egipcios, chinos e hindúes, los fabricaban en bronce, plata y otros metales como el hierro
A pesar de que los fenicios introdujeron el espejo de cristal en el mundo mediterráneo, el empleo de esta materia no se generalizó hasta el siglo XVIII. Venecia ostentó el monopolio de su fabricación hasta que en el siglo XVII empezaron a fabricarse en Francia para la decoración de palacios y mansiones aristocráticas.
Desde entonces su popularidad ha ido en aumento y en la actualidad no hay casa donde no se encuentren estos objetos: ningún otro artilugio puede devolvernos con más exactitud nuestra imagen y "nuestro interior". En un espejo chino del museo de Hanoi puede leerse la siguiente inscripción: "Como el Sol, como la Luna, como el agua, como el oro, soy claro y brillante y reflejo lo que hay en tu corazón". Quizá por ello los filósofos de la Antigüedad no escaparon a la fascinación de los espejos: Sócrates y Séneca preconizaban su uso como un medio para conocerse, mientras que Platón aconsejaba el uso del espejo a los jóvenes para que observasen en él los progresos que la virtud marcaba en su rostro. Los psicoanalistas modernos también se han dejado hechizar por sus destellos y lo consideran un símbolo de la psique por su poder para reflejar el lado tenebroso del alma. Símbolo mágico de la memoria inconsciente y de la inteligenci divina, morada de Dios y de la Esencia de Buda, el espejo reproduce el universo y sus misterios, como si fuera un prodigio donde la ilusión y la realidad se entremezclan.

Sueños y supersticiones
En muchas sociedades tribales se creía que el reflejo humano en el agua era el alma, ya que se pensaba que ésta podía existir separada del cuerpo. Pero también se creía que en los ríos y en los lagos habitaban los espíritus de las aguas y que éstos podían atrapar el reflejo humano y capturar su alma. De ahí surge probablemente la creencia en diferentes latitudes de que la persona que ve en sueños su reflejo morirá pronto y también la superstición relativa a su poder para robar el alma. Así se explica la extendida costumbre de quitar los espejos de los cuartos de los enfermos, por si el espejo se lleva el alma de las personas debilitadas. Dar la vuelta o quitar un espejo cuando alguien fallece es otra costumbre derivada de la misma idea: todo aquél que se mire en él tras la muerte de una persona morirá pronto.
Según una de estas creencias más populares, si un espejo se rompe sobrevendrán siete años de desgracias. Asimismo, un espejo que se rompe al caerse sin que nadie lo toque es señal de la muerte inminente en un hogar. Sin embargo, existen varios antídotos para las desgracias que pueden sobrevenir si se rompe un espejo. Uno de ellos consiste en enterrar los trozos rotos bajo tierra y otra en lanzarlo a una corriente que fluya en dirección sur, de esta forma las aguas lavarán el maleficio.
                                          
Los chinos tenían la costumbre de colgar pequeños espejos en las casas para ahuyentar a los espíritus maléficos -se llevarían un buen susto al verse reflejados en ellos-, en cambio en otras culturas se cree que los demonios y vampiros no se reflejan en ellos porque carecen de alma.
Mientras que los antiguos aztecas protegían sus hogares de las brujas por la noche dejando un cuchillo en un cuenco de agua en el umbral, en la Europa de principios de siglo XVII se puso de moda llevar pequeños espejos en los sombreros para evitar los rayos del mal de ojo. En Italia se le ponía veneno al espejo si una bruja especialmente maléfica se había mirado en él.
Las supersticiones también se extienden al campo de la adivinación. Una muchacha que mire el reflejo de la Luna en un espejo podrá saber cuándo se casará; si este rito se realiza en Halloween, la joven tendrá además una visión de su futuro esposo.

Espejos mágicos
                                                  
Por su capacidad para duplicar la realidad, los espejos han sido siempre un medio de acceso para la magia y lo sobrenatural, y ya en la Antigüedad el arte de la adivinación por medio de espejos, conocido como cristalomancia , era practicado por magos y arúspices de muchas culturas. Las antiguas brujas de Tesalia escribían sus oráculos en espejos con sangre humana. Se cuenta que enseñaron a Pitágoras a adivinar sosteniendo un espejo en dirección hacia la Luna.
Este tipo de adivinación adoptó formas muy sofisticadas a lo largo del tiempo y no sólo se utilizaban recipientes de plata, piedras preciosas y agua en un cuenco, sino también las uñas de los dedos muy pulidas. Los espejos muy bruñidos y pintados de negro en el lado convexo se consideraban excelentes instrumentos para desarrollar la clarividencia, de forma similar al uso de una bola de cristal. Catalina de Médicis y Enrique IV tenían espejos mágicos a los que consultaban con frecuencia. Alberto Magno y Cornelio Agrippa hacían predicciones con un espejo, así como Cagliostro . También John Dee , el mago real de la reina Isabel I de Inglaterra, utilizaba un huevo de cristal y un espejo negro de obsidiana.
Un procedimiento habitual entre los adivinos consistía en sumergir un espejo de metal en el agua y según se viera el reflejo -desfigurado o claramente definido- se auguraba si la persona iba a vivir mucho o a morir.
En la Edad Media se creía que las imágenes formadas en un bola de cristal o en un espejo eran causadas por Dios o por los malvados demonios que habían quedado atrapados por la magia, pero modernamente se ha propuesto explicaciones naturales para las imágenes que afloran al pensamiento cuando se escudriña un espejo con fines adivinatorios: son los estímulos ópticos de la capacidad imaginativa los que provocan las visiones. Con práctica y paciencia puede aprenderse este arte.
Algunos especialistas dicen que cuando la clarividencia se desarrolla, el espejo aparece cubierto de una especie de neblina, que luego deja traslucir formas y colores. A medida que se desarrolla la habilidad perceptiva se agudizan las formas y colores dejando entrever objetos discernibles, personas y símbolos. Para las pesonas con habilidades psíquicas naturales, el avance es rápido si aprenden a relajarse profundamente.
Los estudios del ocultismo utilizan espejos para adentrarse en el mundo de los espíritus. Mirar fijamente en uno permite supuestamente obtener visiones de los guías espirituales y ayuda para conseguir una visión aúrica, es decir, la habilidad para ver el aura de los demás.
                               

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