Que es el Tarot?
El Tarot es una herramienta para despertar nuestras facultades intuitivas y ponernos en contacto con nuestro mundo interior. Es un sistema metafórico que nos lleva sobre el camino del héroe mítico, un camino de aventura y autodescubrimiento. Utilizando los símbolos arquetípicos de las cartas del Tarot y su relación con los asuntos diarios de la vida, podemos explorar nuestras mitologías personales y ver más claramente la realidad de nuestra existencia.
En esencia, el Tarot es un medio para la meditación, reflexión, contemplación, análisis de problemas, clarificación de decisiones, estimulación de la intuición, autoentendimiento, crecimiento espiritual y adivinación. Las cartas del Tarot nos permiten explorar una dimensión del universo que de otra manera puede ser inaccesible. No son necesariamente predictivas pero a menudo adquieren dicha característica. Siempre ofrecen una visión alternativa y una nueva perspectiva concerniente a los problemas de la vida.
La baraja del Tarot consta de setenta y ocho cartas similares a las cartas de juego modernas. El Tarot contiene tres tipos de cartas: los veintidós Triunfos, las cuarenta Señales y las dieciséis cartas Reales. Hay veintidós Arcanos Mayores (Secretos Mayores) o Triunfos y cincuenta y seis Arcanos Menores (Secretos Menores) compuestos por dieciséis cartas Reales o Personales.
Los veintidós Triunfos de Arcanos Mayores representan, en imágenes alegóricas, el recorrido del viaje de un loco hacia el entendimiento. Los Arcanos Mayores indican situaciones y estados internos de significado profundo, personal, espiritual y arquetípico.
Las cuarenta cartas Señales incluyen cuatro palos de diez cartas cada uno (Bastos, Pentáculos, Espadas y Copas). En el simbolismo del Tarot las cartas Señales representan situaciones típicas y estados emocionales, todas las cosas de la vida diaria; nuestros sucesos y luchas, nuestra actitud, creencia y comportamiento en general.
Las dieciséis cartas Reales o Personales consisten de Reyes, Reinas, Caballeros y Pajes de cada uno de los cuatro palos. Representan nuestras relaciones; a menudo indican personas reales en nuestra vida. Adicionalmente significan aspectos de nosotros mismos: nuestros rasgos, talentos y fallas, y cómo nos relacionamos con los demás. Reyes y Reinas representan personas con autoridad, nuestros padres, ancianos, etc. Los Caballeros indican actividad, valor, energía y el deseo de estar en acción. Los pajes sugieren niños y personas jóvenes, a menudo noticias e información.
En resumen, hay un total de setenta y ocho cartas en la baraja del Tarot que consisten en:
Los veintidós Arcanos Mayores o cartas de Triunfo que representan el viaje del Loco hacia el entendimiento, y
Los cincuenta y seis Arcanos Menores que consisten en (1) las cuarenta cartas Señales (desde el uno hasta el diez de cada palo), y (2) las dieciséis cartas reales (Paje, Caballero, Reina y Rey de cada palo).
Aquí presentamos un breve recuento histórico sobre esta popular mancia, siguiendo las distintas menciones de la misma en documentos históricos y su evolución a lo largo de los siglos:
1299 En un manuscrito de Siena, “Trattato del governo della familia di Pipozzo di Sandro”, se mencionan los naibis. Posiblemente la primera referencia a los naipes. 1329 El obispo de Wurzburg firma un interdicto en el cual condena el entretenimiento con las cartas. Siglo XIV El padre Johannes, sacerdote Alemán informa de la aparición de unos juegos de laminas llamados naipes, mencionando seis tipos entre los que se encontraba uno de 78 cartas. 1332 El Rey Alfonso XI de Castilla, hace una recomendación a sus caballeros de no jugar a las cartas. 1378 En Regensburg, Alemania, se prohibe el juego de cartas. 1379 Los Duques Jeanne y Wenceslao adquirieron un juego de cartas a la firma, Ange van der Noot, de Bruselas. 1380-84 El código de Nuremberg permite las cartas de juego. 1381 El pintor Jacquemin Gringonneur, pinta tres juegos de cartas al Rey Carlos VI de Francia. Este juego se Conserva en la Biblioteca Nacional de París y son los mas antiguos naipes que se conocen, los mismos ofrecen el formato de 78 cartas, incluyendo los 22 Arcanos mayores. 1393 Los juegos de naipes se permitieron en Florencia. Se crean corporaciones Italianas de pintores de cartas. 1397 Un decreto de la ciudad de París prohibe el juego de cartas a los plebeyos en los días de trabajo. 1415 Esta es una de las fechas probables en la que el duque de Milán, Filippo María Visconti, pago 1,500 piezas de oro por un juego de naipes de Tarot iluminados a mano. Esta versión es la más antigua que se conoce actualmente. 1440 Se realizan en este año Las cartas más antiguas grabadas con tacos de madera. 1441 Las autoridades de Venecia prohiben la importación de cartas, debido a la gran producción de naipes en la ciudad. 1463 Eduardo IV de Inglaterra prohibe la importación de cartas extranjeras, para proteger los fabricantes nacionales. 1543 Se hace mención de un Tarot ampliado llamado germini. El cual alcanzo gran fama en toda Italia y fue exportado a Alemania y Francia. 1546 Guillaume Postel (1510-1581), en su obra “Clavis Absonditorum”, expone la primera teoría esotérica conocida sobre el simbolismo elíptico del Tarot. 1590-1600 Aparecen descritos distintos tipos de Tarot, entre ellos, uno de 144 cartas y otro de 96. Aparece bajo la pluma del Italiano Garzoni una descripción minuciosa del Tarot la cual corresponde a la del actual Tarot de Marsella. Siglo XVII El Tarochino de Mitelli. Siglo XVII El Tarot de Marsella. 1773-82 Aparece la obra en 9 volúmenes “ Le monde primitif analyse et compare avec le monde moderne”, del masón francés Court de Gebelin, quien fuera también miembro de la orden de los elegidos Cohen de Martínez de Pascualy y amigo personal de Louis-Claude de Saint-Martin; en esta obra hallamos una disertación titulada “Del juego del Tarot”, en ella se expone por primera vez acerca del origen Egipcio del mismo, llamándole al Tarot el “Libro de Thot. Sus teorías tuvieron gran difusión en el mundo ocultista de la época e incluso hoy. 1783-85 En este periodo hace sus publicaciones uno de los grandes impulsores del Tarot, Etteilla, creador de varias barajas conocidas como El Tarot Egipcio, El Nuevo Etteilla y el Gran Oráculo de las Damas. 1861 Se publica el libro “Dogma y ritual de la Alta Magia”, el cual fuera obra de Alphonse Louis Constant (Eliphas Levi), considerado el más grande mago del siglo XIX; en esta obra nos expone su pensamiento sobre el taro y concentra la grafía únicamente en El Diablo y en el Carro, siendo el primero en relacionar el Tarot con la Kabbalah. 1888 Liddell Mathers, posteriormente Macgregor Mathers, eminente cabalista, Rosa-Cruz y Masón publica “El Tarot, su significado oculto”, encargando a Robert Wang los dibujos del mazo completo del Tarot para la Golden Dawn (impresionante orden Hemetico-cabalista, que fundara conjuntamente con eminentes cabalistas, Rosa-cruces y Masones como fueron, William Woodman y Wynn Wescott, cabe destacar que talvez fuera la orden esotérica más importante de este siglo, influyendo en el origen de otras ordenes que vinieron después). 1889 se publica “El Tarot de los Bohemios”, del Dr. Gerard-Anaclet-Vicent Encause (Papus), uno de los responsables del renacimiento ocultista de 1885, que conjuntamente con Stanislas de Guaita y Chaboseau hicieron revivir la iniciación Martinista. Esta magistral obra es considerada fundamental para el estudio de los secretos y fundamentos del Tarot. 1889 Fueron publicados bajo el titulo de “El Tarot Cabalístico”, los 22 Arcanos mayores del Tarot para uso de los iniciados, realizado por el gran masón y Rosa-cruz, Oswald Wirth. En el Tarot de los Bohemios, Papus utilizó los grabados de O. Wirth según las indicaciones de Stanislas de Guaita y a su encargo. Siglo XIX A finales de este siglo se escribieron distintas obras sobre el Tarot, entre estas cabe resaltar algunas, que si bien no aportaron mucho a lo anteriormente esbozado forman parte importante de la antología. “Serpiente del Génesis” y “ El Templo de Satán y La Clave de la Magia Negra” de Stanislas de Guaita, “Estancias Doradas” de Gilkin, etc. 1910 Se imprime en Londres el Tarot Rider, dibujado por Pamela Colman Smith bajo la dirección de Arthur Edward Waite, quien fuera miembro de la Golden Dawn. Este Tarot se ha convertido en el mas popular. 1944 Se publica “El libro de Thoth”, obra del gran mago, critico y poeta Ingles, Aleister Crowley y de la Artista Lady Frieda Harris. Crowley vierte en esta obra la síntesis de sus conocimientos en los campos de la magia, la numerología, la Kabbalah y la Astrología, en una apretada y magistral iconografía, no recomendada para principiantes.
Metodos de Lectura
La enunciación del oráculo es, sin duda, el punto culminante de todo proceso mántico, ya que en ella se realiza la «situación adivinatoria», con la actuación simultánea de sus tres integrantes (adivino intermediario - consultante). Los especialistas recomiendan a los actores la mayor espontaneidad dentro de la precisión, para que el lance obtenga su máxima eficacia.
Así, las «obligaciones» del pacto adivinatorio, podrían resumirse para cada una de las partes, más o menos como sigue:
Para el adivino:
1) Antes de hablar, debe obtener una visión de conjunto de la mesa, en el sentido de haber observado las principales fuerzas en tensión: un punto de partida correcto, facilita el despliegue de la imaginación;
2) la lectura no es previa a su verbalización, sino simultánea con ésta. Aferrarse a uno sólo de los planos de significados que le ofrece la mesa, puede resultar fatal para el adivino, que perdería así su principal arma prospectiva: el asombro y la sorpresa ante lo que va leyendo;
3) nunca hay que forzar una lectura: es preferible una interpretación pobre a una interpretación deshonesta;
4) la función del oráculo es sugerir, no determinar. El adivino que transmite literalmente lo que cree percibir, lo ignora todo sobre la adivinación, ya que el manejo de un intermediario simbólico produce inevitablemente un lenguaje desverbalizado, en el que la riqueza de los contenidos sólo puede ser transmitida por alusiones (esta es la razón de la ambigüedad verbal de las palabras de encantamiento, los vaticinios y las profecías).
Para el consultante:
1) la precisión y amplitud con que se formulen las preguntas, son factores básicos para el éxito de la consulta. Preguntas como «¿Qué me sucederá?», o «¿Tendré fortuna?», no son válidas porque aluden a un segmento operativo tan vasto como la propia vida del consultante,
2) debe tener en cuenta que la «situación adivinatoria» es un diálogo, cuya versatilidad se enriquece con la participación activa del consultante. Cuanto más rico y detallado sea el planteo de éste, mayor será el número de variables a manejar por el adivino, y más exhaustiva la respuesta;
3) como todo diálogo tentativo, la «situación adivinatoria» es también una entrevista psicológica. El consultante debe evitar los planteos frívolos y las contradicciones deliberadas, que sólo conducirán a respuestas carentes de interés.
Básicamente, adivino y consultante deben partir de parecidos niveles de intencionalidad, para que la entrevista sea homogénea. Se trata en definitiva de un ejercicio de imaginación y de una prospección psicológica, interpretados por un dúo que ignora la mayor parte de la partitura a ejecutar. Es fácil comprender la importancia que en una propuesta de este tipo tienen los instrumentos afinados.
Piotr Demiánovich Ouspensky, partiendo de un análisis esotérico, y Juan-Eduardo Cirlot, comentando la relación del Tarot con la psicología profunda, llegan a parecidas conclusiones en cuanto a lo que podría llamarse el criterio de lectura. Una misma mesa podría leerse así en dos niveles totalmente distintos, aunque complementarios:
1. Relación del consultante consigo mismo, investigación del desarrollo personal, análisis de la búsqueda y posterior hallazgo de la identidad (vía lunar, abstracta, experiencia intransferible).
2. Relación del consultante con su medio ambiente; lucha o desarrollo con los demás, competencia, profesión, amores, situación en el mundo (vía solar, concreta, experiencia que no se realiza más que compartiéndola).
Queda por ver el proceso operativo de la lectura, para el cual pueden adoptarse diversos métodos. No se describirán aquí los más populares de entre ellos (italiano, francés, gitano) por su escaso o nulo valor simbólico y psicológico. Todos ellos parten de una carencia fundamental: la asignación de un valor fijo e inmutable a cada carta, reducido casi siempre a una tabla oracular que puede aprenderse de memoria. Es notable que estos precarios métodos sigan gozando de un reiterado fervor mayoritario, pero la explicación de ese éxito es tan simple como ellos mismos: a la manera de los horóscopos que aparecen en periódicos y revistas, están estructurados según un cálculo de probabilidades que cubre bastante bien el relativamente modesto campo de las expectativas humanas (Granville Baker demostró alguna vez que en las obras de Shakespeare se daban la totalidad de situaciones dramáticas posibles: el número era asombrosamente bajo, y explica el hecho de que Shakespeare siga estrenando con regularidad). Se sabe, por otra parte, que la percepción es selectiva, y todo hombre escucha aproximadamente lo que quiere escuchar: un buen pronóstico y dos o tres cercanos, alcanzan a producir la impresión de una buena lectura, entre diez o veinte disparates que no pueden relacionarse con nada.
Los tres métodos que se citan a continuación parecen ser los menos dogmáticos, los más abiertos a la libertad imaginativa. Pero tampoco deben tomarse como sistemas acabados, sino como propuestas sobre las que la imaginación del adivino debe disponerse a trabajar.
Método de Péladan, Guaita y Wirth. Joséphin Péladan creó el método de lectura de más claro valor sintético -se realiza sólo con los arcanos mayores- y, probablemente, el que constituye un desafío más abierto a la capacidad analógica del adivino. Lo transmitió oralmente a su discípulo Stanislas de Guaita, demasiado preocupado por la reflexión metafísica en torno al Tarot como para escribir sobre sus virtudes adivinatorias. Oswald Wirth recibió de Guaita -como casi todo el material sobre Tarot- el esquema del método, y lo explica en Le Tarot des imagiers du Moyen Age. En síntesis se trata de:
1. El adivino bate las cartas, y pide al consultante que diga un número cualquiera comprendido entre 1 y 22. Por el mismo sistema obtiene tres cartas más (la relación será: para la segunda el consultante dirá un número entre 1 y 21, etc.). El número de ubicación en el mazo se cuenta de arriba a abajo, considerando como arriba el lomo del naipe, y abajo su valor oculto a la vista. No vuelven a mezclarse las cartas entre cada una de las extracciones.
2. La primera carta se coloca a la izquierda del adivino, la segunda a la derecha, la tercera arriba y la cuarta abajo. Hay quienes hacen voltear las cartas al consultante pero esto no es imprescindible. Una vez vueltas las cartas, se obtiene la ubicación de un quinto naipe en el mazo, que se coloca en el medio de los otros cuatro, mediante la suma de los valores de los arcanos expuestos.
3. Cada uno de los arcanos desempeña un papel con todos y cada uno de los otros cuatro, y estas correlaciones son las que crean numerosos canales de lectura. En el punto de partida, la situación obedece al esquema siguiente: que puede interpretarse como sigue:
Afirmación. Pone a la vista lo que es favorable al consultante, e indica lo que le conviene hacer: representa la cualidad, la virtud, la orientación a seguir, el afecto con el que se puede contar;
Negación. Designa lo que es hostil o desfavorable, lo que conviene evitar; representa el defecto, el vicio, el camino equivocado, los enemigos y las acechanzas;
Discusión. Aclara sobre el partido a tomar, sobre el género de resolución que conviene adoptar, sobre la intervención que será decisiva;
Solución. Permite presagiar un resultado, tomando en cuenta el pro y el contra, pero sobre todo la:
Síntesis. Carta que representa personalmente al consultante, y que simboliza también aquello que es capital, de lo cual todo depende.
Desde ese punto de partida, las relaciones se van haciendo más complejas y estimulantes, a medida que se compara por oposición el simbolismo relativo de cada uno de los arcanos. La parábola de Juicio, que representa esta mesa, es también una de las más bellas y fecundas metáforas que puede componer el Tarot.
Éste método que acabamos de describir es que se utiliza en el programa.
Método geomántico de Marteau. Parte de la adaptación de las «figuras» y las «casas» de la geomancia, acaso la más abstracta de las artes adivinatoria. El resultado final, en todo caso, es la extracción de doce láminas, que responde cada una a una temática diversa, según el siguiente planteamiento:
1) El carácter, y el empleo que el consultante ha dado a su vida hasta ese momento.
2) Los bienes y la fortuna material.
3) Hermanos y hermanas, familia en general. Medio ambiente.
4) Los padres (ascendiente, antepasados).
5) Los hijos (descendencia, continuidad).
6) Enfermedades, servidumbres, sometimientos. Relación con jefes y subordinados.
7) La conjunción, el adversario. Relación matrimonial, la pareja.
8) Muerte (decadencia, cambios definitivos de actitud, pérdida parcial de alguna característica de la vida).
9) Misticismo. Sabiduría, ciencia. Talento.
10) Triunfos, dignidades, trabajos, ocupaciones.
11) Los amigos.
12) Adversidad, obstáculos.
Estas doce primeras cartas deben ser forzosamente arcanos mayores, luego de lo cual se mezclan los arcanos restantes con el resto del mazo y se procede a una segunda vuelta de doce cartas. Este segundo naipe marca la tendencia hacia el porvenir del primero, y apoya o desmiente la impresión por él causada. A petición del consultante, puede extraerse una tercera carta para cada una de las casas en las que la lectura no haya resultado suficientemente clara.
Una variante es el empleo de la totalidad del mazo, expuesto circularmente y sobre la base de la docena. La primera docena, que se expondrá boca arriba, indica el sentido general de cada una de las casas; las siguientes -que se servirán cerradas, y se descubrirán a medida que lo precise la lectura- irán indicando el aspecto físico, sentimental, intelectual y psicológico de éstas. Una última mano servirá para ensamblar y corroborar esta lectura múltiple de cada uno de los aspectos.
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